¿Qué ha pasado para que los coches de hidrógeno, abanderados de la energía limpia gracias a tu tasa de 0 emisiones, no estén copando el mercado al nivel que lo hacen los eléctricos o los híbridos?
Se habla poco de los coches de hidrógeno en España, donde aún son unos verdaderos desconocidos. La realidad es que en el mercado europeo, los coches de hidrógeno no están siendo un éxito, no por sus beneficios, sino por la falta de recursos, sobre los cuales hablaremos en profundidad más abajo.
MIentras tanto, en Japón los coches de hidrógeno están siendo la apuesta fuerte, dejando incluso de lado a los eléctricos.
Pero ¿qué está fallando en España para que los coches de hidrógeno no estén a la orden del día?
Si bien los vehículos de hidrógeno están llamados a ser los más eficientes de la historia automovilística, la realidad es distinta a la teoría.
A día de hoy, la principal razón por la que los coches de hidrógeno no están vendiéndose es su alto precio, por una parte, y la falta de recursos para facilitar el repostaje, por otra.
La tecnología de los coches con motor de hidrógeno es muy avanzada, siendo Japón el primer país en apostar por este tipo de vía energética. Sin embargo, el precio de un coche de hidrógeno (a partir de 70.000 €) los sitúa en un nivel muy superior a lo que un usuario medio puede permitirse.
Otro factor determinante es el de la falta de puntos de repostaje (hidrolineras), tanto en España como en el resto de Europa. En la actualidad, nuestro país solo cuenta con 6 en total, si bien se planea aumentar este número en los años venideros.
La realidad es que el hidrógeno es también un combustible caro. Un kilo de hidrógeno cuesta alrededor de 9,5 €, y solo da para recorrer 100 km. La producción es también costosa, y no llega a ser totalmente respetuosa con el medio ambiente, ya que necesita ser transportada desde el punto de fabricación hasta los puntos de repostaje.
La principal diferencia respecto al resto de vehículos ecológicos es que el coche de hidrógeno no necesita ser enchufado para la recarga. Cuenta con unos tanques de hidrógeno, en donde el hidrógeno se mezcla con oxígeno y así generar energía térmica, la cual es la que aporta movimiento al vehículo. Esta energía resultante se almacena en la pila de combustible, que proporciona energía eléctrica y agua. La electricidad nutre al motor de energía para el movimiento, y el agua restante se expulsa por el tubo de escape en forma de vapor de agua, por lo que la emisiones son realmente 0.
Otra diferencia destacada entre los coches de hidrógeno y el resto de vehículos eficientes es el tiempo de recarga. Mientras que un coche eléctrico o híbrido enchufable necesita de un tiempo mínimo de recarga (entre 30 y 8 horas, dependiendo de diversos factores), la recarga del coche de hidrógeno puede hacerse en solo 5 minutos.
En cuanto a cuánto son capaces de recorrer, los coches de hidrógeno tienen autonomía para viajar entre 400 y 600 km (dependiendo del modelo).
El repostaje es similar al de un coche de motor térmico. Mediante un surtidor, el usuario puede llenar el tanque de hidrógeno de forma similar, por lo que es rápido y seguro. El principal inconveniente, como mencionábamos anteriormente, es la falta de gasolineras de hidrógeno.
El compromiso, tanto de Europa como de España respecto a aumentar el número de gasolineras de hidrógeno es firme, pero aún así la infraestructura sigue siendo más que insuficiente para paliar la demanda, o mejor dicho, para incentivar la compra de este tipo de vehículos.
Los coches de hidrógeno aún no son tan populares como los eléctricos y los híbridos, especialmente en Europa. Mientras las marcas asiáticas han apostado firmemente por el hidrógeno en varios modelos (Toyota, Honda y Hyundai), las europeas aún no se han sumado a ello.
Por tanto, en el mercado actual solo podemos encontrar un modelo de coche de hidrógeno en venta en España:
Como hemos podido observar, la tecnología del coche de hidrógeno parece, a simple vista, perfecta para la búsqueda de un mundo libre de emisiones. Pero para ello es necesario un compromiso firme de la industria del automóvil, ya que tan solo con las marcas asiáticas no es suficiente.
Los gobiernos nacionales, por otra parte, tienen un papel también en que el cambio sea efectivo en un futuro cercano, empezando por la implantación de gasolineras de hidrógeno de forma intensiva, y destinando fondos para aumentar la producción de este combustible.